Macarena Cordiviola
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Macarena Cordiviola

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Ella, la nunca hija / She, the never daughter
Ana Arzoumanian

Translation Macarena Cordiviola
Homely Editorial Argentina, 2010

 

 

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7-
Y la otra sangre
la que no corre,
la del olor ácido
de las mujeres
de la sangre que no les corre.
La sutura de las piernas,
su puntiaguda rigidez, algo
mutilado invisible sobre la arena,
sobre la arena hasta el mar,
hasta el mar que se come el barco;
sobre la arena del destierro que disuelve
se bebe las tinajas de lunares,
y el aire cerrado, cóncavo,
paladas en la respiración, que empuja
arrastra los raídos vestidos
de las mujeres
de la sangre
que no corre.

 

 

8-
No es calladita la muerte,
hace ruido el pulsador,
ruido la placa.
Le hace ruidos la muerte
como un estropajo que frota
su rígida aspereza.
Entonces ella canta,
canta para no escuchar;
no le cuesta nada
pasearse con la orquesta,
con todo el griterío atirantado.
Pero luego se levanta, se arma,
mete ruido, cruje el vocerío,
y ella canta para no escuchar
el aliento desinhibido, el rugido
de madres plañideras,
la acumulación bulliciosa del acero.
Ella canta la tonada el tarareo
del impacto en la nuca las sienes.
Si la obligan, no le cuesta nada
no escuchar la pedrada,
por eso ella canta y canta
bajo la marea comprimida de su voz
para ahogar en bóvedas
a la muerte.

 

7-
And the other blood
which runs not,
which smells the acid
of women
whose blood runs not.
The suture of their legs, 
its sharp stiffness, something
mutilated invisible on the sand,
on the sand to the sea,
to the sea that swallows the ship;
on the sand of exile dissolving
drinking jars with moles,
and the air overcast, concave,
shovelfuls in the breath, pushing
dragging shabby dresses
of women
whose blood
runs not.

 

 

8-
Death isn't quiet,
makes noise the trigger
noise the plate.
For her, death makes noise
like a scourer rubbing
its stiff roughness.
Then she sings,
sings to hear not;
it's easy for her
to stroll with the orchestra,
with all the tightened shouting.
But then it rises, begins,
makes noise, groans the outcry,
and she sings to hear not
the uninhibited breath, the roar
of doleful mothers,
blusterous accumulation of steel.
She sings la-la-la
the shot on the neck the temples.
If they force her, it's easy
not to hear the blow from a stone,
therefore she sings and sings
under the compressed tide of her voice
to drown death
in vaults.

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