Macarena Cordiviola
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Macarena Cordiviola

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Ella, la nunca hija / She, the never daughter
Ana Arzoumanian

Translation Macarena Cordiviola
Homely Editorial Argentina, 2010

 

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3-
¿Pudiste ver la mueca?
¿Tenía dientes ojos la batahola,
eso despellejado pegándote, la tanda
convulsiva del esperma?
Así, sin el novio
tu vello nupcial,
sin la cuchilla
fresca del deseo,
tan inofensiva, tan aterrada;
no llores, abuela,
cada tres horas se endurecen
duelen mis pechos, duele
el chillido de tu hambre que me llama,
la sed de lavarte con sangre
dentro de mi cuerpo.

 


4-
Pretendías engañarlos.
Te guardaste los pechos
debajo de la camisa larga,
las caderas bajo un bombachón,
te calzaste los zapatos de tu hermano.
Querías escapar, huías.
Pero te cortaron el paso,
juraron por su sangre
regar con semen la tierra desquiciada,
y te atraparon, no creían
en el empuje de tus nalgas,
en el acabamiento del pubis,
que inagotable, postergabas.
Se les enviscaron los ojos
y no te pudiste zafar; así,
fuera de quicio se amontonaron
copiosos, así, en contorsiones
creció la guillotina entre sus piernas.
Después, te arreglaste la cintura, el pelo,
como quien se levanta
del diván de un amante;
sólo que entonces ni ropa tenías,
ni quien te prestara una pollera,
ni una cinta para la cabeza
ahora que ya no engañás a nadie,
ahora que todos saben y yo te miro,
y no te saco la vista de encima,
ahora que miro cansada de mirar.

3-
Did you see the grimace?
Did the rumpus have teeth eyes,
that thing peeled hitting you, convulsive
batch of sperm?
Like this, without broom
your nuptial pubes,
without blade
fresh of desire,
so harmless, so fearful;
don't cry, grandma,
every three hours they harden
my breasts pain, pains
the shriek of your hunger calling me,
the thirst of washing yourself in blood
inside me.

 

 


4-
You tried to fool them,
kept your breasts
under a long shirt,
your hips under baggy trousers,
put on your brother's shoes.
You wanted to avoid, escaped.
But they stood in your way,
they swore by their blood
to water with semen the mad land,
and they caught you, didn't believe
in the drive of your buttocks,
in your pubis coming,
which inexhaustible, you postponed.
Their eyes crossed
and you couldn't get away; like this,
mad they crowed together
copious, like this, in contortions
the guillotine rose in-between their legs.
Later, you fixed your waist, your hair,
like one standing up
from a lover's couch;
but then you had no clothes,
no one to lend you a skirt,
no ribbon for your head
now that you fool no one,
now that everybody knows and I look at you,
and I don't take my eyes off,
now that I look tired of looking.

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